¿Porqué muchos cursos de formación online necesitan mejorar? ¿Qué ha pasado en el proceso desde el primer contacto con el cliente hasta la entrega del producto «llave en mano» para no haber alcanzado los objetivos? Vamos a verlo:
Los primeros errores se cometen al querer satisfacer al cliente dándole la razón. Siento no ser demasiado políticamente correcta, pero los clientes saben mucho de su sector de actividad, pero por lo general, saben poco o nada de formación. Pensar que por haber estudiado se sabe crear un buen curso online es como decir que por haber escuchado un concierto de Chopin vas a saber reproducirlo al piano.
Vamos a ver: El cliente necesita ser orientado. Si hay que llevarle la contraria, mantener una o varias conversaciones y convencerle para que acepte el mejor producto posible de acuerdo a su presupuesto y plazos, hay que hacerlo. Decirle que sí a todo sólo puede llevar al mayor de los desastres.
¿En qué suelen fallar los clientes?
En temas como la elección del formato del contenido, el lenguaje a utilizar, la estructura y metodología didácticas… Por lo general, se empeñan en respetar el contenido original de un manual de experto, que en pantalla es infumable; o bien desconocen las opciones para producir contenidos online y se restringen a las que se encontraron en el mooc que hicieron hace cinco años y que les ha convertido por arte de magia en auténticos expertos en la materia. Por lo general, además, suelen tener en cuenta mucho más su opinión personal que la de los usuarios a los que va dirigido el curso.
Otro de los errores del cliente es pensar que el contenido se tarda en producir lo mismo que en estudiarlo. Es como creer que un plato de paella se tarda en hacer lo mismo que en comérselo.
En estos casos, lo importante es explicar bien al cliente las consecuencias que tendrá no saber seleccionar bien los medios, la estructura, el estilo y la metodología del curso, que siempre debe ajustarse no sólo al cliente, sino sobre todo al usuario final, el alumno. Se ruega no dejar esta explicación en manos del programador scorm o del administrador de plataforma, que normalmente saben mucho de lo suyo, pero no suelen tener ni idea de psicopedagogía.
Deja todo claro y por escrito, para que el cliente sepa qué incluye y qué no incluye la oferta. El cliente suele cambiar de opinión por el camino y tiende a olvidar lo realmente contratado. ¡Hay que mantener el foco!
Errores típicos durante el proceso de producción
Una vez en producción, una metedura de pata importante es dejar que los técnicos lo decidan todo. Ellos pueden vetar algunos tipos de pantalla o de formato de presentación de contenidos que resulten demasiado complejas y por tanto sobrepasen el tiempo y/o presupuesto estimados. Hasta ahí, correcto. Pero en ningún caso deben ser quienes determinen desde cero qué carcasa del curso es la adecuada o qué tipos de pantalla utilizar, ya que normalmente tenderán a las que son fáciles de programar, independientemente de si se ajustan bien o no al tipo de contenido que manejamos. Cada contenido es distinto y el formato debe adecuarse a él. Lo mismo aplica a los diseñadores gráficos, tendentes a sacrificar los contenidos del curso a cambio de dejar suficiente «aire» en la pantalla o de que su ilustración sea lo bastante grande. El contenido en elearning es y debe ser siempre el rey, y todos los demás elementos deben estar subordinados a él.
A la hora de llegar a tiempo y satisfacer los compromisos adquiridos, es importante tener desde el principio una visión global del número de horas de estudio a producir, cómo se estructurarán los contenidos y qué elementos lo conforman. Comenzar una guionización sin saber de cuántas horas de estudio estamos hablando es comenzar un viaje sin saber la dirección o el número de kilómetros a realizar. Es preferible comenzar medio día después la producción, con tal de darse unas horas para tener bien claro el panorama completo del curso.
Otra de las cosas a tener en cuenta es el número de veces que necesitarás a un proveedor externo a lo largo del proyecto. Probablemente te saldrá más barato contratarle todo de una vez que contar con él para pequeñas cosas a cada fase del proyecto. Planifica para ahorrar tiempo y dinero.
Explica a cada persona que interviene en el proyecto cómo su trabajo afecta al resto, para que sepan que un incumplimiento en plazos está fastidiando a un compañero que trabaja codo con codo con él. Crear islas que trabajan sin comunicación es garantizar el error.
Valida con el cliente a cada paso. Pensar por el cliente sólo puede llevar a que el curso te guste a ti, pero a nadie más. El cliente y el alumno deben indicarte si satisfaces sus objetivos de aprendizaje. No esperes al final para pedir su opinión, ya que el tiempo y dinero empleados serán cada vez mayores.
Si encuentras útiles estos consejos, te invitamos a conocer el trabajo de nuestro equipo en Yavanna Group.